Traditore
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La perfecta pareja americana
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Título original: The Perfect American Couple
Autor: desconocido sacada de
http://www.scatsexblog.com/2006/06/25/the-perfect-american-couple
Traducido por GGG, agosto de 2006
Resulta tan extraño al mirar hacia atrás, pensar en como me metí en todo esto. La hija de mi mejor amigo, ¡por el amor de Dios! Aún no sé si estoy arrepentido, eso es lo espeluznante. Sea lo que sea, el hecho es que ahora vivo para esa chica, y solo tiene 18 años. Y yo soy 22 años mayor que ella. La primera vez que estuvimos juntos realmente sentí que si su padre (mi mejor amigo) llega a averiguarlo, bueno, no sabía lo que pasaría. Todo empezó hace aproximadamente un año justo. Estaba en la fiesta del decimoséptimo cumpleaños de Naomi. Había estado en todos ellos. ¡Coño! Si estaba allí cuando nació. Iba camino de Nueva Jersey cuando recibí la llamada de mi mejor amigo, Mark, que su mujer iba a soltar a su hijo. Incluso puedo recordar que al nacer pesó 6 libras y 9 onzas (unos 3,5 kg). Aunque ese día Naomi pesaba más, como unas 115 (unos 52 kg), y siendo enmitad del verano, no llevaba mucha ropa que cubriera su cuerpo floreciente. Puedes intentar no prestar mucha atención a estas cosas cuando es la hija de tu mejor amigo, pero Naomi había desarrollado unos pechos hermosos y llenos y un precioso culo redondo. Todo esto con lo que parecía no más de 22 pulgadas (unos 56 cm) de cintura en un cuerpo de 5 pies y 6 pulgadas (como 1,65 m). Era impresionante de contemplar, con su largo pelo castaño, ojos verdes almendrados, y rostro con forma de corazón. ¡Jesús! Tal vez haya estado enamorado de ella todo este tiempo. Si lo estaba, no era yo solo. Siempre que visitaba a Mark y su familia, nunca dejaba de notar que Naomi había dado lugar a una especie de club de fans entre sus compañeros masculinos, y el teléfono parecía sonar constantemente para ella. Aunque Naomi se había decidido por un tío, un tío llamado Matt que debía tener unos 19 años. Me daba cuenta de que Mark nunca parecía demasiado protector con Naomi, y ella y Matt tenía libertad para ir y venir cuando les apetecía.
Cada vez que iba por allí notaba que Naomi parecía que era cada vez más consciente de mí presencia. Esto me sorprendía, porque era justo lo contrario de que lo que esperaría de una chica de su edad. Siempre sacaba tiempo para hablar conmigo, y a veces manteníamos la conversación durante un buen rato. Una vez hablamos durante casi una hora mientras su Papá y su Mamá se ocupaban en ser los perfectos anfitriones en la fiesta a la que yo asistía. Me sorprendía su candor y su aparente madurez. Supongo que sospeché que podía haber tenido un pequeño enamoramiento conmigo, pero también pensé que podía ser solo ilusiones de hombre mayor, y me lo aparté de la cabeza. Así que cuando asistí a la fiesta de Naomi me quedé un poco sorprendido al ver que ella parecía tan dominada. Era algo sutil, y ningún otro parecía notarlo, pero me golpeó en la cabeza. Me saludó con su habitual e impresionante sonrisa, pero había a su alrededor un inconfundible aire de tristeza. La única vez en que pareció romperse fue cuando abrió el anillo de ópalo (su piedra de nacimiento) que le había regalado por su cumpleaños. Se lo puso inmediatamente y lo llevó puesto el resto de la noche. Cuando la noche declinaba el resto de la familia se centró en una película del cable en la sala familiar. Pero Naomi y yo nos habíamos encontrado en la cocina y empezamos una conversación intrascendente. Le pregunté que como se sentía al cumplir los 17 y me dijo que bien.
"No me siento más mayor," dijo riéndose. "Bien, ¿y cómo te sientes?" le pregunté en un tono ligeramente más serio. Sentía que lago la estaba agobiando y quería ayudarla a salir. "¿La verdad?" preguntó mirándome de frente. "No demasiado bien. Matt y yo tenemos dificultades." Esperé. "No sé. Matt me dijo ayer que pensaba que deberíamos empezar a relacionarnos con otra gente. Estoy bastante segura de que ya tiene en mente a alguna otra. En todo caso esa es la razón de que no esté aquí esta noche. Bajó la vista hacia la mesa de la cocina. "Sé que probablemente ya sabes todo sobre estos temas, así que no te aburriré con ellos...", dije. "No, sigue y abúrreme." Me encendió su sorprendente sonrisa. No sé, el tiempo a veces parece detenerse cuando me sonríe de esa forma. "Vale. Hay montones de peces en el mar. Todos pasamos por esto alguna vez. También pasará. Uh, es como los trozos de galleta..." "¡Vale, vale! ¡Puedes parar!" dijo riéndose. "Pero en serio, no sé que voy ahacer..." "Bien, puedes hacer bastante lo que te dé la gana, tal como yo lo veo." Dije, y otra vez me miró de frente. Sentí que me recorría la espina dorsal un leve sudor frío. "Eres una chica tan espléndida, probablemente podrás tener el chico que te apetezca." Se sonrojó y apartó la mirada. "Jesús, ni siquiera se me ocurrió que tú lo notaras. Al menos no en ese sentido." Intentó sin éxito esconder una sonrisa. "En todo caso, los chicos no es que caigan precisamente a mis pies." "Deberían hacerlo," dije. Luego me incliné hacia ella y le susurré en plan conspirador. "Me imagino que una chica como tú tiene casi constantemente chicos suplicando para besarte el culo." Tan pronto lo dije hubiera deseado poder retirarlo. No hay ni que decir que era un comentario totalmente inapropiado para que un hombre de 39 años se lo hiciera a una chica de 17 recién cumplidos. ¡También estaba demasiado cerca de lo que sentía yo en aquel momento!
"¿Besarme el culo?" susurró a su vez con una risita. "¿Quién suplica para que le dejen besar el culo de una chica? Además no creo que nadie quiera besarme el culo. Es muy gordo, ¿no crees?" Y se levantó y se dio la vuelta, con la cabeza sobre el hombro para mirarme. Eso me colocó en el borde. Sabía que estaba totalmente fuera del tiesto cuando le susurré, "¿Estás de puta broma? ¡Tu culo es absolutamente perfecto! ¡Ahora corta el rollo y siéntate!"
Esto hizo que dejara escapar un amago de carcajada sorprendida mientras se llevaba la mano a la boca y se sentaba en la silla. Los dos volvimos las cabezas hacia la sala familiar, pero nadie salía ni decía nada. Supongo que la maldita película era muy buena...
Había tanto calor en sus ojos cuando me volví hacia ella. Calor matizado de placer y malicia. "Deja que te haga una pregunta. Y quiero una respuesta sincera," dijo tranquilamente. "¿Si fuera más mayor,..." sabía lo que seguía. "... saldrías conmigo?" "Cariño," respondí en un tono demasiado serio, "sería el primero en arrodillarme delante de ti... y suplicarte... que me dejaras besarte... el culo." Y le di un apretón en la mano al terminar el comentario. Esto le provocó otro brote de carcajada sofocada, la mano en la boca. Se la veía tan bonita y excitante. Era increíblemente asombrosa. Y me sentía como un cerdo increíble.
"Bien, probablemente no deberías hacerlo," dijo. Su tono se había hecho un poco serio y empecé a temer que tal vez hubiera decidido que me había pasado. "Porque," siguió, "probablemente te dejaría hacerlo." Era mi turno de sentirme conmocionado, pero lo oculté mejor de lo que lo había hecho ella. "Y entonces tendrías que ser mi esclavo. Besándome el culo siempre que
me apeteciera. Y quien sabe, probablemente me apetecería todo el tiempo." Estaba impresionado. No sabía que decir, y supongo que no lo estaba ocultando del todo bien, porque dijo, "Pero probablemente a ti te gustaría eso, ¿verdad?... Besarme el culo. Ser mi esclavo." Sus ojos brillaban con un placer casi diabólico.
De repente se levantó de la mesa y dijo, "Voy a prepararme un vaso de agua. ¿Quieres algo?" Luego se dio la vuelta y me miró por encima del hombro. Sabía que no podría evitar que mis ojos cayeran involuntariamente hacia aquel culo suyo, perfectamente redondeado, prieto, precioso, de 17 años recién cumplidos, femenino. Y cuando ocurrió me quedé embelesado con la conocida seducción de la sonrisa que se extendió por el hermoso rostro de aspecto inocente. Aparentemente la película había terminado finalmente, porque el resto de la familia empezó a vagar adormilado por la cocina. Decidí que era hora de irse. Me despedí de todo el mundo y me dirigí hacia la salida. Naomi me acompañó hasta la puerta. Cuando llegamos allí me pasó los brazos alrededor del cuello y me dio un fuerte abrazo. Dijo con voz normal, "Gracias por tu regalo." Luego añadió susurrándome al oído, "Gracias por todo, Tío Jack. Que pena que no sea más mayor. Me encantaría oírte suplicar que te dejara besarme el culo." Luego me dio un dulce beso en la mejilla, de duración ligeramente mayor que la apropiada.
Cuando llegué a casa no podía dormirme en absoluto, y acabé meneándomela a
lo tonto pensando en ella antes de caer finalmente. Al día siguiente estaba
un poco mejor, pero todavía me sentía muy distraído. Era por la tarde,
supongo que sobre las 4:00 de la tarde, cuando estaba analizando la
naturaleza de los sentimientos por mi "sobrina". ¿Era solo lujuria?
Claramente había mucho de lujuria en ello. Pero su sonrisa me fundía el
corazón, y ahora me daba cuenta de que había pensado en ella a menudo antes.
Tal vez demasiado a menudo. Desde luego había resistido activamente a pensar
en ella sexualmente, pero había estado en mi mente cada vez más al menos
durante un año.
Luego sonó el teléfono. Contesté y casi me caigo cuando escuché la voz del
otro lado. "¡Hola, Tío Jack!"
"Hola," respondí tartamudeando.
"¿Es mal momento?"
"No, no," contesté rápidamente. "Realmente esta pensando en ti
precisamente." Me mordí literalmente un nudillo después de haber dicho eso.
"¿De verdad? Bien, yo también he estado pensando en ti. Creo que deberíamos
hablar algo más. Sigo defraudada con lo de Matt, ¿sabes?" Su tono no daba
pistas del tono subido que había tenido nuestra conversación la noche
anterior.
"Está bien. Tal vez pueda pasarme por casa de tus padres esta noche después
de cenar..."
"Bien, realmente ahora estoy en la escuela. Tenemos prácticas veraniegas de
la banda, y podría usar la vuelta a casa..." Este juego se estaba poniendo
peligroso. Contemplé brevemente que hacer.
"Vale. Te recogeré en unos 15 minutos." Dejé un mensaje a mi secretaria de
que estaría fuera el resto del día. Cuando llegué a la escuela sentí
vergüenza de repente. Decidí que simplemente la llevaría a casa y que eso
sería todo.
La vi de pie fuera de la escuela. Tenía un aspecto espléndido. Llevaba una
blusa sencilla y un falda plateada. Me sorprendió que alguien que era
todavía esencialmente una niña pudiera parecer tan mujer. Tan hermosa.
Abrió la puerta del coche y saltó dentro diciendo, "Hola. Gracias por venir
a recogerme. Papá está todavía en el trabajo y Mamá ha salido con sus
amigas." Se inclinó sobre mí y me dio un rápido besito en la mejilla. Mucho
más en la línea de lo apropiado pero todavía sentí un cierto rubor en la
cara.
"Háblame de Matt." Dije.
"Realmente preferiría hablar sobre nuestra conversación de la última noche."
"Realmente lamento mucho eso," la corté rápidamente. "Fue muy poco apropiada
y creo que es mejor que nos limitemos a olvidarla. Solo estaba intentando
que colocaras todo el asunto con Matt en perspectiva. Eres una chica
preciosa, te las apañarás bien por ti misma."
"Entonces, ¿no quisiste decir el resto de lo que dijiste?" preguntó. Su tono
sugería que ya conocía la respuesta, pero no quería resultar presuntuosa.
"Sí, claro que dije lo que sentía. Pero tú solo tienes 17 años y eso es un
problema."
"Entonces, ¿de verdad me suplicarías que te dejara besarme el culo?" dijo
casi dándolo por hecho. "Dime. ¿Qué dice un tío cuando le pide a una chica
que le deje besarle el culo? Dime solo un poco. Es solo curiosidad."
"Naomi. Por favor. Sí, creo que eres muy atractiva. Y si las cosas fueran
diferentes, podríamos intentar eso."
"Mira," dijo. "Si te atraigo, no hay problema. Estoy por encima de la edad
de dar el consentimiento. No estoy loca, sé que disgustaría a mis padres,
pero ¿sabes? no tienen qué saberlo. ¿Quién sabe? tal vez si nos enamoramos o
algo por el estilo, puedes esperar hasta que sea mayor y casarte conmigo o
algo así. Pero mientras tanto, vamos a tomárnoslo en serio. La verdad es que
creo que eres muy atractivo y también me gusta el hecho de que me hayas
mirado de esa manera."
Ninguno de los dos dijo nada en unos cuantos minutos. Luego finalmente rompí
el silencio, "Vale, tienes toda la razón. Creo que eres excepcionalmente
atractiva. Y sí, me encantaría besarte el culo. Y sí, suplicaría por ello.
Pero no puedo. No podemos. Tu padre es mi mejor amigo, ¡por Cristo bendito!"
Habíamos llegado a su casa. Decidí no entrar, y le dije que tenía que irme.
Dijo, "Está bien, Tío Jack. Aunque tal vez algún día. Mientras, no te
preocupes si de vez en cuando te imagino apretando tus labios contra mi
bonito culo y susurrando lindas tonterías sobre lo guapa que soy y que
placer es ser mi esclava... ¿verdad que no?" ¡Cómo podía esta muchacha tener
solo 17 años, pensé! Afortunadamente no esperó la respuesta. En vez de eso
se inclinó hacia delante y me dio otro de esos besos ligeramente demasiado
largos en la mejilla, y salió del coche. La saludé con la mano y me largué.
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Las cosas hubieran sido mucho más fáciles si la historia hubiera terminado
allí.
Pero, naturalmente, no fue así. Me mantuve alejado de su casa durante un mes
o dos, y tuve cuidado de no estar solo con Naomi. De vez en cuando
intercambiamos miradas y una o dos veces me pilló mirándole el culo, pero la
mayor parte de las cosas estaban frías. Al menos en su casa. En la mía, no
podía dejar de pensar en ella, y tenía fantasías casi exclusivamente con
ella.
Luego un día descubrí que se había echado un nuevo novio. Fue tan
inquietante para mí, que en sí mismo me estaba inquietando. Aunque
gradualmente me fui acostumbrando a ello, y un vez cuando estuvimos
realmente solos me dijo caer que no era tan bueno para ella como seguro que
lo hubiera sido yo. Le pregunté qué me estaba queriendo decir, y me dijo que
no le besaba el culo lo suficiente. Luego se rió. Yo había llegado a
arrepentirme de verdad de haber usado aquellas palabras con ella.
Sin embargo no intercambiamos ninguna palabra fuera de tono durante mucho
tiempo. Llegaron y se fueron las Navidades, luego Año Nuevo, San Valentín,
Pascua y el Día de los Caídos. Fue un poco después de eso que rompió con el
novio que tenía, Glen. Supongo que fue porque el año lectivo estaba
terminando, y estaba a punto de graduarse para la universidad, pero eso era
solo verdad a medias.
Un cálido crepúsculo de junio estábamos sentados en el porche trasero. Había
ido a cenar con su familia, y finalmente había llegado a estar cómodo con la
idea de que podría estar a solas con ella relativamente a salvo. Así que
cuando sugirió que saliéramos al porche y nos tomáramos algo de té helado,
estuve de acuerdo.
La conversación empezó en plan lo suficientemente mundano. Hablábamos sobre
la graduación y la gran chica en que se había convertido, y lo excitada que
estaba con ir a la USC (¿University of Southern California?) en el otoño.
Luego pasamos a hablar de Glen y de lo que había pasado. No pude resistir la
tentación y le pregunté por qué había roto con él.
Me sorprendió diciendo, "Sabes por qué. Te lo dije."
"¿Pero qué dices? No creo que hayamos hablado nunca sobre tu ruptura con
Glen."
"No, supongo que no," replicó. "Pero te dije que había una cosa que él
apenas hacía nunca, que era lo que yo realmente quería..."
Sabía exactamente de que estaba hablando, y no quería abrir de nuevo aquella
lata de gusanos. "De modo que no era bueno en la cama, ¿es eso lo que estás
diciendo...?"
"Oh, Dios, no, no es eso," dijo, "¡Tiene una polla monstruosa!" Luego se
tapó la boca para reírse avergonzada.
"Gracias por contármelo," le dije secamente.
"Lo siento. No lo he pensado," dijo. Pero seguía teniendo problemas para
controlarse la risa. Finalmente se tranquilizó y dijo, "No, lo que quería
decir era, que lo que realmente yo quería de él era que algunas veces
asumiese un papel, no sé, inferior en el sexo. ¿Sabes? Una especie de
esclavo mío como tú y yo hablamos. Las pocas veces que me besó el culo, fue
como mucho superficial. Esa parte de nuestras relaciones sexuales me
defraudaba mucho."
"Ya veo," dije
"Así que es todo culpa tuya, así es como yo lo veo," me provocó. Respondió a
la expresión conmocionada de mi cara diciendo, "Siempre, desde aquella noche
en la cocina en que hablaste de tíos suplicándome para que les dejara
besarme el culo, he tenido una especie de sueños al respecto, ¿sabes? La
mayoría contigo."
"Supongo que no quería decir que te lo tuvieras que tomar literalmente,"
dije. "Solo estaba intentando que te sintieras mejor haciéndote ver lo
atractiva que eres."
"Realmente no me lo creo," dijo. "No después de que me dijeras en el coche
que realmente querías besarme el culo y que me suplicaría que te dejara. No,
sé más que eso. Querías decirlo literalmente. Y estoy convencida de que eres
un sumiso en el armario, esa es la palabra que se usa, lo leí en alguna
revista en alguna parte."
"Básicamente significa que quieres ser mi esclavo," aseguró con confianza.
La mala noticia era que había dado completamente en el clavo, y yo ni
siquiera me había dado cuenta.
"Y eso te atrae..." La dirigí, por falta de otra cosa que decir en aquel
momento de mucha tensión.
"La verdad es que nada me había excitado tanto nunca."
Estaba sentado junto a ella durante todo el intercambio. Me volví para
mirarla, y ella se volvió para encontrar mis ojos. Nos quedamos allí
sentados como estábamos durante lo que pareció una eternidad. Finalmente
dije, "Está bien, te diré lo que un tío dice a la chica cuando está
intentando convencerla de que debería dejarle que le besara el culo. Es como
besarle el culo en sentido figurado de modo que le deje besárselo
literalmente."
Ella esperaba. Los dos manteníamos la mirada en los ojos del otro.
"Bien, primero tiene que ponerse de rodillas y hacerle una reverencia,
diciéndole que es la cosa más bonita que sus ojos han visto nunca." Se
ruborizó ligeramente. "Luego le besa los pies tierna e intensamente, y le
dice que su lugar es de las diosas. Y que como diosa merece nada menos que
la adoración constante de sus súbditos."
"Querrás decir esclavos," le interrumpió.
"De acuerdo, esclavos." Volvió a ruborizarse. "Luego le suplica que
considere el permitirle ser su esclavo, por favor, por favor. Suplica, 'por
favor déjame ser tu esclavo y adorar la tierra que pisas. Déjame lamer la
planta de tus pies. Déjame besar tu hermoso culo. Te prometo que haré un
buen trabajo. Besaré cada uno de sus preciosos carrillos con el máximo
respecto que mereces. Por favor déjame enterrar la cara en tu delicioso
culo'."
Noté que sus ojos se habían ensanchado y se ponía cada vez más extasiada con
mis palabras. Había un ligero rastro de sudor sobre su frente, y había
arqueado la espalda, haciendo que su pecho avanzara y su culo se apretara
contra el escalón del porche, como si estuviera intentando empujar el culo
sobre mi cara imaginaria.
Dijo, "¿Estás seguro de que quieres hacer eso? Una cosa es besarme las
nalgas, ¡otra cosa 'enterrar tu cara' completamente! ¿Qué me dices del
olor?"
Podía decirse que le encantaba hablar sobre esto. Cuando las dijo parecieron
gotear jugos explícitamente. "¿Crees que te gustará el olor de mi culo?"
preguntó con aire de fingida inocencia.
"No hay ni que plantearse que me gustará." Dije, "Esto seguro que una vez
que lo huela, lo ansiaré para siempre."
Se rió dulcemente, y dijo, "Espera un segundo..." Se giró por la cintura,
volviendo los hombros hacia la puerta de la cocina. No sabía que coño estaba
haciendo. Parecía como si estuviera mirando a la casa. Luego se volvió en
redondo. Levantó la mano hasta mi cara.
"Aquí está," dijo, y extendió dos dedos hacia mi nariz. Casi me caigo del
porche. La punta de sus dedos tenía un olor a cálida humedad anal terrosa,
acoplada con una fragancia más ligera de jugo del coño. Era el aroma único e
intoxicante que solo podía provenir del culo de una mujer. El olor me
recordaba la ropa interior sucia de pasadas novias. Me di cuenta de que se
había metido la mano por debajo de los pantalones y se había acariciado para
mí su pequeño ojete, de manera que pudiera tener una muestra de su dulzura.
"¿Qué piensas de eso?"
Inhalé profundamente y aspiré sus celestiales aromas femeninos.
"Dime, ¿cómo crees que sabrá?" dijo, manteniendo todavía sus gloriosos dedos
sucios en mi cara.
"Como azúcar y miel." Dije. Y luego le agarré la mano y le besé los dedos.
Meneó uno de los dedos entre mis labios. Le chupé suavemente la punta. Me
encontré deseando únicamente conseguir una versión más fuerte de aquel sabor
demasiado sutil que tenía en la boca.
"Tal vez más como chocolate y dulce de azúcar," se rió, "dependiendo de
cuando me haya duchado..." Me encantaba aquella deliciosa despreocupación,
aquella risa de 'me importa un carajo'. Era dulce y traviesa con solo un
toque de burla, y me encantaba. Me hacía desear inclinarme ante esta diosa
adorable, que era lo bastante joven para ser mi hija. Se me ocurrió que no
había forma de que pudiera ser uno de sus profesores. ¿Cómo iba a guiar y
enseñar disciplina a alguien cuando en todo lo que podía pensar hacer era
arrodillarme, subirlas a un pedestal, y degradarte tú mismo por ellas de
cualquier manera que te permitieran? Todo lo que tendría que hacer es darse
la vuelta y menear aquel culo maravilloso en mi cara, y me tendría de
rodillas adorándola en un segundo.
"Estoy seguro que, si estás limpia, no habrá allí más que dulzura,"
respondí distraídamente.
"Bien," respondió, "podría no estar siempre limpia. Y eso es algo que un
esclavo tiene que soportar, ¿no crees?" Y luego la vi girarse de nuevo hacia
la casa. Esta vez vi claramente que se llevaba la mano por debajo de la
cintura de sus pantalones cortos y la apretaba allí abajo. Volvió a sacarla
al cabo de un momento y volvió a meterme los dedos en mi agradecida nariz.
El aroma era mucho más fuerte, y más anal. La humedad del dedo indicaba que
lo había enterrado hasta el segundo nudillo. El olor indicaba que claramente
había estado en su culo...
"Quiero decir," continuó, "que si acabo de ir al baño, ¿no? Que, ¿no puedo
hacer que me besen el culo por eso? Yo no lo creo. Digo que sea lo que sea
lo que huelas o pruebes ahí abajo es tu problema, no el mío. Además, creo
que debería gustarte en todo caso. Después de todo sale de mí."
Su tono desbordaba la arrogancia de la juventud. Me sentía extrañamente
indefenso, junto a ella, en aquel momento. Movió los dedos bajo mi nariz un
segundo y luego me puso uno de ellos en los labios. Abrí la boca
inmediatamente y lo chupé.
"¿Qué pasa si," continuó mientras chupaba aquel dulce sabor hasta
retirárselo del dedo, "una diosa no quiere ser tan agradable con su esclavo?
Quiero decir que creo que un buen esclavo tiene que adorarla incluso
entonces, ¿no? No importa que, no importa como le trate, si es un verdadero
esclavo. ¿Querrías ser mi verdadero esclavo?"
"Bien, ¿qué le haría una diosa que no quiere ser 'tan agradable' a sus
esclavos para no ser tan agradable?" Pregunté, sacando de la boca sus dedos
ahora limpios. "¡Hacer que le besara el culo después de cagar!" dije,
intentando ser divertido, y me reí. Dejó escapar una risa cordial también, y
brevemente me recordó aquella conversación en la cocina. Miré hacia la casa
pero no había actividad. "Supongo que se le puede haber olvidado limpiarse
adecuadamente," añadí junto con más risas.
"Bien, una diosa puede querer hacer algo como eso," dijo entre risas
sofocadas. Luego añadió con más soberbia, "Probar la lealtad de su esclavo.
O tal vez lo haría por placer. Tal vez lo hiciera por el puro placer de
saber como es hacer que alguien haga algo como eso. Eh, un tío que hiciera
eso, ese tío es un esclavo de verdad. Y puede besarme el culo todo lo que
quiera. Creo que sería auténticamente excitante para un tío hacer por mí
algo como eso, realmente especial." La sincera arrogancia me dejó anonadado.
¡Me preguntaba si sabría siquiera lo egoísta y arrogante que resultaba! Creo
que lo más sorprendente de esa frase era el hecho de que lo hiciera todo sin
parpadear. Se me ocurrió que había estado pensando en este asunto durante
mucho tiempo. Ya tenía pensado lo que quería de mí (como esclavo), y
secretamente sospechaba que solo estábamos rascando la superficie.
"Y ¿qué harías tú por él a cambio?"
"No lo sé. Dejar que me lamiera el coño, supongo. Supongo que realmente no
haría nada por él..."
"¡Naomi!"
Pegamos un brinco los dos. Era su Papá.
"Creo que se está haciendo bastante tarde. Entra cariño. ¿Quieres un café,
Jack? Acabo de ponerlo."
"Gracias Mark, pero creo que me voy a tener que ir."
"Caray, vosotros dos habéis estado aquí fuera un buen rato," dijo Mark, "¡La
gente va a empezar a hablar!" Y luego se rió, y me esforcé en reírme con él.
Naomi, de pie tras su padre, se limpió la mano en la frente y soltó la
palabra, "¡Buf!.
Apenas podía conducir de lo empalmado que estaba. Me saqué la polla y me la
meneé mientras conducía. No podía esperar más. Solté tanto esperma que tuve
que conducir el resto del viaje a casa con una mano.
Igual que la última vez, Naomi me llamó al trabajo al día siguiente. Me dijo
que quería ir a un parque de la ciudad y hablar. Esta vez ni siquiera
intenté discutir con ella, y quedamos en una tienda local, la recogí y
conduje hasta el parque que había mencionado.
Hablamos y reímos. Estaba tan tranquila y natural respecto a ello que no
pude evitar relajarme. Se me ocurrió que me estaba enamorando de ella. Tenía
casi 18 años, y yo 40. Ahora, sin embargo, eso no me preocupaba. Me
preocupaba Mark y su familia, pero sabía que deseaba a esta chica.
Nos cogimos las manos mientras conducía, y cuando llegamos al parque, que
era muy arbolado, me dirigió para que aparcara en una zona solitaria y
bastante oscura, incluso durante el día. Tan pronto estuvo aparcado el coche
empezamos a besarnos apasionadamente. Sus labios estaban tan llenos y eran
tan suaves y suculentos. Dejé que mis manos vagaran por todo aquel cuerpo,
prieto y hermoso de casi 18 años. ¿Cómo podían unos pechos estar tan llenos
y seguir tan firmes? Le besé el ombligo y luego le quité la parte de arriba.
Me metí en la boca cada uno de los oscuros pezones y los mordí con los
dientes.
Dejé que las manos jugaran con la suavidad de su espalda y columna vertebral
mientras chupaba cada una de aquellas tetas deliciosas. Finalmente no pude
esperar más, le desabroché los pantalones cortos y se los quité. No llevaba
ropa interior, y, a mi pesar, me quedé sin aliento ante la belleza total y
las formas de su delicioso cuerpo joven. Le besé el vientre y me sentí
increíblemente agradecido cuando pasó cada uno de sus suaves muslos por
encima de mis hombros.
Enterré la cara en su coño y besé, besé, besé. Tiernamente, con boca de
amante. Mantuve la boca cerrada y encantada de tener su aromática humedad
cubriéndomela antes de abrirla y empezar a lamerla para retirársela del
coño. Esa es una de las cosas maravillosas de intentar retirar lamiendo los
jugos de una chica que esté totalmente excitada; cuanto más te aplicas a
ello más lejos llegas. Cuando ambos, ella y yo, estábamos totalmente
empapados me acomodé y empecé a mamarle lentamente el clítoris.
Se corrió con imprudente abandono, pegando con los puños contra el asiento
del coche y corcoveando con las caderas en mi cara. Yo también estaba listo
para correrme pero en lugar de eso empecé a moverme para meterme dentro de
ella. De repente ella recuperó el sentido y dijo, "¡No! No. No tengo ninguna
protección. No puedes hacer eso." Me detuve, y entonces dijo, "Tengo una
idea."
Empezó a levantar una de las piernas por encima de mi cabeza y me llevó un
segundo darme cuenta de que se estaba dando la vuelta sobre el asiento. Me
incliné hacia atrás para dejarle espacio para hacerlo y fui recompensado con
una de las vistas más hermosas que ningún hombre haya visto. La estrecha
cintura de esta chica acentuaba lo increíblemente redondo y lleno que era su
maravilloso culo. Quiero decir que yo ya sabía mucho de esto, habiéndome
comido con los ojos muchas veces su espalda con anterioridad, pero verla
totalmente desnuda delante de mí era algo para lo que no podía haberme
preparado.
Y estaba claro que ella lo sabía. Había casi ácida arrogancia cuando dijo,
"No tengo tiempo para súplicas. Sé que debería respetar a mis mayores y todo
eso, pero bésame el culo, ¿vale? Puedes correrte haciéndolo, si quieres."
Como un cachorro bien adiestrado seguí sus órdenes al pie de la letra. Bañé
su hermoso culo con besos, primero un carrillo, luego el otro. Luego empecé
a concentrarme en la parte alta de la raja del culo, apretando mis labios
dentro de ella mientras me movía hacia abajo. Solo había recorrido tal vez
tres pulgadas (unos 7,5 cm) cuando se hizo imposible seguir besando todo el
camino descendente hasta la parte de abajo de la raja sin separarle las
nalgas, así que eso fue lo que hice. Seguí besando y descendiendo otro par
de pulgadas (unos 5 cm), y ya estaban mis labios casi justo sobre su ojete.
"¿Cómo huele?" preguntó en tono divertido. "¿Por qué no lo olisqueas un
poco?"
Empecé a besar los hermosos pelitos que rodeaban su ojete. Los besé con gran
pasión y empecé a olisquearle el culo. Su olor se parecía mucho al de los
dedos de la noche anterior, pero mucho más fuerte. Decididamente más a pedo.
Más a mierda. Su culo olía maravillosamente, pero tengo que admitir que el
fuerte aroma anal me produjo una ineludible sensación de degradación. A
pesar de la creciente sensación de que me estaba humillando a mi mismo y que
ella era plenamente consciente de ello, no me resultaba posible resistirme a
hacer todo lo que ella quería, incluso si ello significaba restregar mis
labios y mi nariz donde ella se restregaba normalmente el papel de váter.
Con una creciente sensación del poder que estaba empezando a ejercer sobre
mí, arqueó la espalda y empujó hacia atrás su culo, separando aún más las
piernas. Luego dejó escapar un casi gutural, "Adelante, hazlo, sé mi
esclavo, bésalo, bésame el ojete." Apenas podía escucharla pero obedecí.
Apreté los labios directamente contra su ojete, separé los labios y empecé a
chupar casi inconscientemente. Saqué la lengua y sentí que un hormigueo me
subía y bajaba por la médula en el preciso instante en que la lengua hizo el
primer contacto con su precioso ojete. Ella también tuvo que sentir algo,
porque se estremeció y empezó a hablarme rápida y suavemente. "Oh, sí.
Lámelo. Lámeme mi dulce culo. Saborea mi adorable, pequeña e incipiente
fábrica de mierda. Sé que lo estás deseando," dijo entre suaves gemidos.
Yo no estaba pensando tanto en lamerle el ojete como en saborearlo. Era muy
terroso con un ligero amargor, y el aroma era inconfundiblemente anal. Me
encantaba. Empecé a lamer el agujero como un perro hambriento, y ella siguió
arqueando aún más la espalda, ofreciéndome su ojete como unos entremeses
especiales y exóticos.
Empecé a recorrer con la lengua desde el clítoris hasta el ojete con largas
y amorosas caricias. Acababa cada caricia de mi lengua con un apasionado
beso a su ojete. Su cuerpo se agitaba con cada caricia. La rodeé con la mano
derecha y empecé a acariciarle el clítoris con cada caricia de mi lengua, y
antes de que me diera cuenta ella estaba de nuevo en la agonía de un intenso
orgasmo.
Cuando sentí que empezaba a correrse empujé la lengua todo lo a fondo que
podía ir dentro de su ojete y le acaricié el clítoris con los dedos mientras
la recorría el orgasmo. Era maravillosamente sucia, y me corrí con aquel
sabor en mi boca. Cuando los dos nos habíamos corrido empecé de nuevo a
bañarle su dulce culo en beso, gritando, "Naomi, Naomi, dulce Naomi..."
Suspiró feliz y se tumbó tranquila durante un minuto o así mientras le
besaba el trasero. Luego me coloqué detrás de ella, la rodeé con los brazos
y le besé la parte de atrás del cuello. Nos tumbamos, costado contra
costado, todo lo bien que se puede en el asiento trasero de un coche, y
disfrutamos del rubor postorgásmico. Dijo, "Nunca en mi vida supe que podía
haber algo tan bueno. Eres maravilloso." Luego añadió en aquel tono
arrogante y provocador, "¿Quién iba a imaginar que fueras tan buen
lameculos? Serás un magnífico esclavo."
"Sin embargo, ¿no crees que es un poco degradante?" me preguntó. "Quiero
decir que no puedo contar lo bien que sienta clavar tu culo en la cara de
alguien y a continuación sentirle lamerte el ojete. Es magnífico conseguir
mi objetivo. Y soy solo una chica joven. Tú eres un hombre adulto. ¿No
resulta un poco humillante arrodillarte en el asiento trasero de tu coche y
lamerme el ojete?"
Me acurruqué a su lado y le besé la parte de atrás de la cabeza como
respuesta, y dije, "Cariño, te adoro. No sería adoración si no fuera
humillante. No tienes ni idea de cuanto es mi placer. Seré tu esclavo si tú
quieres. Sabes tan bien."
"No estaba sucia para nada, ¿verdad?" preguntó separándose un poco para
volverse y mirarme. Su boca ocultaba las trazas de una sonrisa coqueta.
"Yo no dije eso," dije.
Ahora se volvió del todo para poder mirarme plenamente. "¿Estaba sucia? ¿Y
me lamiste de todas formas?" Empezó a reírse, y dijo, "Jesús, eres mejor
esclavo de lo que pensaba. ¿Por qué no lo dejaste?"
"Dijiste la noche pasada que eso era lo que querías de un esclavo. Sabes tan
bien."
"Incluso aunque estuviera sucia," dijo y me miró fijamente durante un
instante con sonrisa sorprendida, como si intentara empaparse del
significado profundo de lo que había dicho yo. Puso una expresión casi
distante y luego me miró intensamente mientras preguntaba, lentamente, "¿Me
estás diciendo que lamiste los restos de, de, bueno, mierda supongo, hasta
limpiarlos de mi ojete? ¿Y esto hizo que te corrieras?"
Me limité a asentir con la cabeza.
Y luego, allí estaba de nuevo. Esa provocativa crueldad, arrogante,
maravillosamente dulce, en sus ojos y en sus labios mientras decía, "Así
que, básicamente, me estás diciendo que mi mierda sabe (¿cómo lo dijiste?)
'tan dulce'?" y entonces volvió a reír.
"Para ser absolutamente sincero contigo," empecé, "Realmente te envidio un
poco. No puedo imaginar ser tan dulce que incluso las partes de tu cuerpo
que usas cuando vas al baño huelan y sepan tan bien. Sinceramente,
¿recuerdas el momento exacto en que los dos nos estábamos corriendo? Bien,
me habría comido tu mierda 'tan dulce' tal como salía de tu hermoso culo si
me lo hubieras pedido, y me habría encantado."
"Dios," dijo mientras se sonrojaba con una oleada de vergonzosa auto
conciencia, "¡eso habría sido maravilloso!" No podía creer en su sencilla y
directa sinceridad. No tenía absolutamente ningún problema en disfrutar
sencillamente de lo que le gustaba, sin ni siquiera pensar en ello. Había
algo maravillosamente inocente en ello, y bueno, tan, poco inocente...
"¿Puedo ser sincera yo también?" dijo. Asentí. "¿Crees que de alguna forma
me gusta hacerte mi esclavo? Quiero decir que no creo que la mayoría de los
tíos lo busquen, pero he estado tanto tiempo fantaseando con ello. Siempre
me he preguntado como se sentiría el tener un tío que fuera realmente mi
esclavo, de vez en cuando. Alguien que me dejara hacer que hiciera cosas
asquerosas como lamerme el culo siempre que yo quisiera. Incluso si estoy
sucia. Tal vez especialmente entonces."
"Realmente quieres hacer eso? Bastante rarita, ¿sabes?"
"Tú eres el que me hizo pensar en ello con todo esa historia que dijiste de
'te suplicaría que me dejaras besarte el culo' en la fiesta de mi último
cumpleaños, ¿recuerdas?"
"Todavía me siento mal por ello," dije. "Siento como si te hubiera
corrompido..."
No seas tonto. Realmente había estado soñando con pequeñas fantasías de
esclavitud durante algún tiempo. Es solo que cuando hiciste aquel comentario
era la primera vez que pensaba que podía realmente haber algún otro que de
verdad hiciera las cosas con las que fantaseaba."
"¿Cómo qué?" pregunté, con gran curiosidad.
"No quiero contarte ya todos mis sucios secretos. Veamos como van las cosas
y ¿quién sabe? tal vez alguna de estas fantasías se pueda convertir en
realidad. Pero, digamos solamente, estarías consiguiendo el extremo
'mierdoso' del palo," soltó una risita cuando dijo 'mierdoso', "de modo que
piensa en ello, ¿vale? Quiero decir que me encanta el sexo normal, también,
y quiero eso, pero nunca conocí a nadie como tú cuando se trata de asuntos
raritos."
"Yo tampoco he conocido a nadie como tú en ese terreno." Luego nos sentamos
en silencio durante un ratito, y pensé en ello. Mientras sujetaba su cuerpo
firme, flexible hasta lo imposible y cálido, se me ocurrió que estaría
encantado de adorarla. Después de unos pocos minutos más dije que teníamos
que emprender la vuelta, se estaba haciendo tarde. Habíamos estado fuera
unas dos horas.
Nos vestimos y no dijimos gran cosa, pero de vez en cuando extendía las
manos y me acariciaba, y yo le besaba cualquier parte que estuviera cerca de
mi cara. Después de que se hubiera deslizado en sus pantalones cortos y su
parte de arriba, salimos del coche y estiramos las piernas. Me doblé y le
besé el culo, una vez más, a través de los pantalones y comprobé que aquel
adorable culo suyo era todavía capaz de conseguir una reacción mía.
Volvíamos a entrar en el coche cuando ella dijo, "Espera. Tengo que mear.
Volveré enseguida." Luego se dio la vuelta y volvió casi a saltos al bosque.
Estaba muy oscuro allí, especialmente para ser las 6 de la tarde en junio.
Salí del coche y seguí sus pasos. Cuando la alcancé se estaba bajando la
cremallera de los pantalones.
"¡Eh!" dijo, "¿qué estás haciendo?"
"No sé," dije, "solo pensaba venir a mirar."
"¿Solo mirar?" preguntó con un brevísimo amago de sonrisa.
Me acerqué a ella y dije, "¿Sabes? He estado pensando en lo que hablamos
allí... ¿Te gustaría realmente hacerme tu esclavo?"
Hubo aquel brillo en su mirada. Yo ya adoraba aquel brillo. "¿Qué tienes en
mente?"
Me puse inmediatamente de rodillas delante de ella, y agarré la cremallera
con los dientes. Me pasó las manos entre el pelo mientras decía, "No estoy
segura de que debiéramos hacer esto."
"¿Por qué no?" pregunté a través de los dientes apretados.
"Es demasiado degradante para hacerlo en realidad, ese es el por qué."
"¿Degradante para quién?" pregunté mientras empezaba a bajarle los
pantalones de las caderas.
"¡Para ti, por supuesto!" dijo. "Creo que puedo suponer cual es tu plan al
venir aquí, arrodillarte delante de mí, bajarme los pantalones con los
dientes, sabiendo perfectamente que vine aquí para ir al baño." A mi pesar
me sonrojé n poco con una sensación de humillación. "Tal vez debieras
pensártelo dos veces el darme este pequeño placer particular."
Supongo que no estaba completamente seguro de que estuviera preparado para
aquel nivel de degradación, y me sentí parcialmente aliviado de que tuviera
aparentemente un atisbo de piedad. Era tan dulce.
"Está bien," dije, y me alejé de ella.
"¿Te vas a dar por vencido tan fácilmente?" protestó, "Piensa solo en lo
malo de tener que mear..."
La agarré y la hice darse la vuelta. "Apóyate en aquel árbol," dije y se
inclinó hacia delante y colocó las manos en el árbol. Le quité los
pantalones.
Era tan natural es esto, mientras enderezaba las rodillas y arqueaba la
espalda y se doblaba hacia delante.
Aquel magnífico ojete que había estado chupando hacía un instante mientras
me corría, estaba ahora de nuevo a unas pulgadas de mi rostro. Esta vez
separé los hermosos carrillos hasta que pude ver claramente aquel pequeño
agujerito arrugado y marrón, y luego le di un profundo y directo beso justo
allí. Después de nuestra conversación encontraba fuertemente humillante
estar de rodillas, besando patéticamente su cagadero. No era extraño que la
chica tuviera un lado tan arrogante. ¿Cómo podía evitarlo?
Su belleza me produjo semejante oleada de humildad, de repente decidí que
iba a darle todo lo que quería. Decidí que, con lo hermosa que era, merecía
que la dejara mearse en mi boca sin tener que preocuparse por nada salvo lo
bien que se iba a sentir. Cuando retiré la boca de su culo le pedí en el
tono más suplicante que pude conseguir, "Naomi, por favor, méate en mi boca.
Por favor deja que beba tu pis caliente. Por favor, Naomi, ¡haré cualquier
cosa por ti con que me hagas solamente el honor de orinar en mi boca
abierta!
Naomi parecía el gato que se comió al canario mientras observaba que mis
labios volvían al sitio correcto sobre su ojete, y luego dijo, "¿Cualquier
cosa? Podrías lamentarlo..."
Dejé de besarle el ojete el tiempo suficiente para decir, "Absolutamente
todo. Te lameré el culo cuanto quieras. Te dejaré que te mees en mi boca
todo lo que quieras. Seré tu váter personal, tu esclavo total personal." Se
reía con cierto embarazo pero estaba claro que le encantaba cada una de las
palabras que escuchaba.
"Sucio viejo, eso es un comienzo," Provocó. "Pero quiero más. No puedo
imaginar lo bien que debe sentar usar a alguien de baño, pero puedo decirte
que quiero averiguarlo. Yo, yo voy a estar aquí de pie como una princesa
absoluta, sin preocuparme del mundo, mientras tú te conviertes en mi váter
personal, y meo directamente en tu boca. Pero si hago eso por ti, tú tienes,
a cambio, que hacer algo muy especial por mí." Esta vez no se rió, pero la
sonrisa era malignamente hermosa.
"¿Qué es lo que quieres?" pregunté.
Dijo, "¿Recuerdas lo que estábamos hablando en el coche, y lo que me dijiste
que tendrías que dejarme hacer cuando nos estábamos corriendo? Quiero eso."
Al principio no estaba seguro exactamente de lo que hablaba. Y luego recordé
mi pequeña confesión...
"¿Quieres realmente hacer eso?" pregunté, sin creer lo que estaba oyendo.
"Si me dejaras..."
Estaba tan excitado, la verdad era que apenas podía esperar para vivir la
degradación por esta hermosa muchacha. "Está bien, lo haré." Dije.
"¿Hacer qué?" preguntó. "Quiero oírte decirlo..."
"Vale," dije. "Te dejaré que te cagues en mi boca. Luego seré tu váter total
y tu esclavo para que me uses como plazcas, de la forma que desees. Pero por
favor no me hagas comérmelo."
La expresión de su rostro era indescriptible. Dijo, "¿Por qué no? ¿No
quieres que disfrute de cualquier placer con el que pueda soñar? He soñado a
menudo hacer comer literalmente mierda a alguien. Así que vamos a tratarlo
de frente. Te permitiré el placer de ser el esclavo que se bebe mi pis, y tú
me dejarás que te cague en la boca y te haga comértelo, luego me besarás el
culo en agradecimiento, ¿de acuerdo?"
Esta vez me sonrojé. No podía ni creer lo que oía, tenía una erección tan
rabiosa. Empecé a lamerle el culo en el plan más esclavo que pude. Quería
que mi manera fuera tan humillante como fuera posible para que captara el
mensaje de que ya se había convertido en mi amo absoluto. Era suyo para que
pudiera usarme de la forma que le diera la gana. Y no sabía si ella lo
sabía, pero también estaba enamorado de ella.
"Voy a mear," dijo con voz despectiva, "¿Crees que podrás dejar de lamerme
el culo el tiempo suficiente para bajar la boca hasta el coño para que pueda
mear en ella?"
Bajé la boca y le cubrí el coño. Usando la lengua busqué su agujerito del
pis y lo lamí. Tenía la nariz enterrada en su ojete, y los poco que podía
respirar tenía como resultado final que aspirara en su ojete, que ya estaba
empapado en mi saliva. Luego sentí un pequeño chorrito de pis sobre la
lengua, seguido por una avalancha de pis, que empecé a tragar ansiosamente.
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No puedo describir con precisión las sensaciones sentidas cuando el pis de
esta deliciosa diosa, de todavía menos de 18 años, se esparció dentro de mi
boca, cubriéndome los labios, dientes y lengua con una agria salobridad, y
luego me anegó la garganta. Nunca en mi vida había sentido nada tan
humillante. Supongo que solamente llevaba bebido tal vez 20 onzas (unos 600
gr.) o así cuando ya no podía beber más. Me sentía extrañamente culpable por
no poder beber todo el pis de mi dueña, de modo que moví deliberadamente la
cara hacia el chorro y le permití que me orinara en el rostro. Esto la hizo
reír. Cuando ya casi había terminado de mear volví la boca a su coño para
poder beber lo que quedaba.
Finalmente, cuando terminó, me dijo que me quedara quieto, y así me quedé de
rodillas en su pis, con su pis por toda la cara, en la boca y en el
estómago. Se pasó las manos a la espalda y se separó un carrillo del culo
para que pudiera respirar, aunque mientras olía su ojete. Y dijo, "No sé si
me gusta más mearte en la boca de esta forma o de cara a ti. En esta
posición parece más frío, tal vez más arrogante. Además tienes que olerme el
culo mientras me meo encima de ti. Pero de la otra manera puedo mirarte a
los ojos mientras te uso como si fueras un váter. Es más personal. Además de
insultante. Eso también me gusta. Sea como sea, ¡Me encanta mearte en la
cara, sienta de maravilla!" Luego soltó una risita.
A continuación se alcanzó la espalda y separó también el otro carrillo, y la
sensación de que cada aliento de vida dependía de olisquearle el ojete
pareció incrementarse. Tal vez fuera la forma en que se mantenía el culo
abierto para que yo lo oliera hizo que pareciera tan lleno de significado.
Pero estaba totalmente sin preparar para ello cuando dejó escapar un pedo
húmedo que siseó directo a mis narices, naturalmente porque estaba
inhalando.
"Creo que me gusta más de esta manera," dijo riéndose por lo bajo,
divertida, luego dejó escapar otro pedo más pequeño. El aroma inundó el
aire, o tal vez me lo parecía a mí porque era el que estaba olisqueando su
ojete mientras me soltaba el pedo en la cara. Tuve que mantener por encima
de todo un semblante de dignidad para esta muchacha joven. De repente dijo,
"Mierda, se está haciendo tarde, será mejor que nos vayamos de verdad." Por
primera vez en lo que parecía ser para siempre, retiré mi rostro, un poco a
regañadientes de su magnífico culo. "Tienes razón, vámonos," dije, pero
luego me miró de una forma un poco extraña y dijo, "Espera, solo quiero
empaparme de esto durante un momento."
Y se retiró un paso de mí, y se volvió hacia mí. Yo estaba todavía tan
distraído en la visión de su cuerpo desnudo de cintura para abajo que me
llevó un segundo darme cuenta de que me estaba mirando porque estaba de
rodillas en su pis y el barro, con orina por toda la cara, pelo y camisa. No
pudo ocultar una sonrisa de suficiencia, y luego empezó a decir algo que no
capté, pero luego hizo con la mano un gesto como de descartarlo y dijo algo
como, "Olvídalo. Ahora no."
Sentía demasiada sensación de prisa por volver antes de que nos pillaran
como para preocuparme en intentar satisfacer mi curiosidad respecto a lo que
iba a decir. Me quité toda la ropa y me dirigí al coche completamente
desnudo. Estuve todo el tiempo rebuscando y afortunadamente tenía algo de
ropa de gimnasia limpia en el maletero. Me la puse y usé una toalla para
secarme lo mejor que pude, pero sabía que todavía apestaba al pis de mi
adorable diosa.
Finalmente estábamos de vuelta en el coche y arranqué para salir del parque.
Las cosas quedaron un tiempo extrañamente tranquilas, y luego dijo, "No sé
si esto es bueno para mí..." Empezó a acariciarme el pelo de una forma
curiosamente tierna. Me sentaba de maravilla, y de nuevo se me ocurrió que
realmente podría estar enamorado de ella.
"Quiero decir que me estoy volviendo alguien importante aquí. Tu eres
maravilloso de verdad para mi ego. Pero no sé si debería acostumbrarme a
pasármelo tan bien meándome en alguien, ya sabes." Sabía que me estaba
hablando en serio, de una forma no sexual, pero mi polla parecía no saberlo,
y empezó a empalmarse involuntariamente.
"No quiero que todo esto se quede solo en sexo no convencional," concluyó.
"Naomi," empecé, "tengo algo más que confesarte. He estado soñando contigo
durante casi un año, y ahora me doy cuenta de que te he estado deseando aún
más tiempo. No podría hacer nada de esto a la ligera." Y alcé la mano y le
acaricié la suya mientras jugaba con mi cabello. No miré, pero podía sentir
que estaba sonriendo. Sin embargo su voz sonó preocupada.
"Bien, supongo que," dijo, "no he sido capaz de dejar de pensar en ti
durante al menos tanto tiempo. La mayor parte estaba cociéndose a fuego
lento. Ya sabes. Nuestra diferencia de edad, y el que tú seas el mejor amigo
de mi Papa y todo eso. Pero he perdido la cabeza por ti para siempre. Nunca
imaginé, ni siquiera en mis sueños más salvajes de nosotros juntos, que las
cosas serían así. Ya sabes, el sexo, la esclavitud, el pis..."
A mi pesar tenía una erección completa. Me concentré en el asunto que
estábamos afrontando, pero mi polla tenía mente propia y cada vez que decía
algo que aludía a lo que acabábamos de hacer, bueno...
"... me encanta, pero no sé si es correcto. Quiero decir, si realmente me
gustas, ¿cómo puedo hacerte estas cosas?" preguntó con preocupación
auténtica. Sus palabras, junto con el aún presente sabor de su dulce pis, no
estaban haciendo nada para calmar mi inflamación. Cada espiración tenía un
ligero rastro de amoníaco. Eso mantenía una parte de mi mente alimentando
sus deseos naturales de degradarme sexualmente.
"Lo que hagamos sexualmente no nos define a nosotros ni a nuestra relación,"
dije, "es solo una parte de ella. Cuando te tomo la mano ahora mismo, no me
siento esclavo en absoluto. ¿Te sientes tú amo?"
"No," dijo, "Realmente me siento mucho más como si te perteneciera." Se
deslizó hacia mí y me rodeó con sus brazos. Luego se inclinó y me dio un
beso en la mejilla. Me sorprendió que el olor que todavía emanaba de mí no
pareciera afectarle en absoluto.
Dije, "Sigamos juntos y veamos como se desarrollan las cosas." La miré y
sonreímos. Parecía tan dulce y maravillosa. Me besó de pleno en los labios
mientras luchaba por mantener la vista en la carretera.
"¡Vaya! ¡Tu aliento apesta!" se rió. "Me pregunto a qué será debido," dijo
simulando meditar con el dedo índice bajo la barbilla en un remedo de
actitud contemplativa. Al cabo de un rato empecé a notar que me estaba
mirando. Cuando me volví y la miré vi que estaba estudiando mi boca. "No
puedo creer que realmente me acabe de mear en tu boca," dijo casi
introspectivamente. "Y tú estabas tan empalmado cuando ocurrió. No creas que
no lo noté."
Luego echó mano a mi entrepierna y fue recibida con ansia por mi polla
tiesa.
"¡Uau!" gritó, "¡Mierda bendita! ¡¿Cuánto tiempo lleva así?!"
"Pues todo el tiempo," repliqué.
"Dios mío, realmente debes estar harto de que sea desconsiderada contigo,
¿verdad? Caray, te corriste lamiendo mi sucio ojete. ¡Y no recuerdo haber
sido precisamente agradable a propósito de ello!" Parecía que realmente
adoraba esta situación, y aunque sé que habría sido otro rodeo, me sentí
aliviado de que el aspecto más suave de nuestra relación no estuviera
recortando la afilada punta de nuestros deseos sexuales menos
convencionales.
"Imagino que tiene que sentirse como tremendamente degradante dejar a
alguien, especialmente a alguien 20 años más joven, hacer lo que le dé la
gana con tu boca y tu cara. ¿Sabes? cuando te estaba meando por todas
partes," se rió. "Pero dime, tengo curiosidad sobre esto: ¿qué se siente
después de que me haya meado en tu boca, haya bajado por tu garganta, y en
tu cara...? ¿Qué se sentía cuando me he tiré un pedo en tu propia cara?"
Dejó escapar una risa profunda.
Una vez más, sentí la áspera bofetada de la humillación y el sonrojo facial
que la acompañaba cuando esta magnífica muchacha se montaba a pelo en mi
dignidad, y me encantaba. Le contesté preguntando, "¿Cómo te sentías tú
tirándote un pedo en mi cara! Cosa que, dicho sea de paso, calculaste
perfectamente porque justo en ese momento estaba respirando."
Su risa tenía un tono tan decadente. Era música para mis oídos. La adoraba.
"Me sentí fantásticamente. Tal vez algún día, no conmigo claro, algún día
sepas lo que se siente cuando aprietas el culo encima de la cara de alguien
y luego te tiras un pedo. Es un placer egoísta, alucinante, déjame que te
diga." Me acarició la polla mientras hablaba, y pensé que iba a explotar.
"¿Quieres que te diga un secreto?" pregunto provocadora. "Casi me cago en ti
allí..."
Le dirigí bruscamente la mirada y abrí la boca impresionado, pero no dije
nada.
Finalmente conseguí recuperarme, "¡Estás de broma! ¿Cuándo?"
"Cuando me tiré los pedos. Era casi más que gases. Realmente tenía ganas.
Iba a decirte algo al respecto cuando nos estábamos vistiendo, pero supuse
que sería mejor esperar a estar fuera de allí..."
Estaba tan a punto de correrme como no lo había estado nunca, pero no quería
malgastarlo en una paja así que me las apañé a duras penas para apartarme
del borde. "¿Todavía tienes ganas?"
"Bueno, sí. Por supuesto. Realmente ahora que estaba hablando de ello, me
estaba poniendo un poco mala."
Estábamos tal vez a unos diez minutos de donde tenía que dejarla, y estaba
bastante solitario, pero ni remotamente tanto como el parque. Llevé el coche
hasta el arcén de la carretera.
"¿Qué haces?" preguntó. "No podemos hacer nada aquí, ¡se ve demasiado!" De
repente señaló a una carretera de salida como a un cuarto de milla (unos 400
m). "¡Vamos allí! Puede ser un buen sitio"
Nos metimos en la carretera. Estaba sin pavimentar y claramente no se usaba
mucho. Avanzamos como media milla (unos 800 m) y la carretera se terminaba.
Parecía ser una carretera de acceso de algún tipo. Me agarró la polla y le
dio un apretón. En su hermosa boca se iluminó la sonrisa más dulce mientras
preguntaba, "¿Estás lo suficientemente excitado para volver a ser mi
esclavo? Hiciste un trato conmigo allí atrás en el parque, ¿recuerdas? Creo
que gané mi parte del trato cuando te bebiste mi pis, ¿es correcto?"
Me volví hacia ella y le di un beso en plena boca. Luego me aparté, su cara
se había contraído con una mueca de asco. "¿Cuánto tiempo crees que tendrás
ese sabor a pis?" me provocó. Mi polla estaba dura como una roca en su mano.
"Un trato es un trato," repliqué, "nunca me niego a cumplir un trato."
"¡Menudo trato! Creo que era de ganar-ganar para mi y perder-perder para
ti." Esbozó una sonrisa de suficiencia mientras decía, "Bien, realmente
necesito ir al baño. ¿Estás preparado para sacrificar toda tu dignidad
personal solamente para satisfacer mi capricho? Vas a tener que trabajar
duro para tenerme contenta, ¿sabes?" Y allí estaba aquella sonrisa arrogante
de la que me había enamorado.
"Espera aquí," dije, y salí del coche. Di la vuelta hasta su lado y abrí la
puerta con una reverencia; como un criado escoltando a una princesa que se
baja de una carroza real. "Estoy completa y totalmente a su servicio,
Señorita," dije con gran formalidad mientras la tomaba de la mano y la
ayudaba a bajar del coche. Se rió un poco consciente de mi payasada, pero el
sonrojo de sus mejillas revelaba lo mucho que estaba disfrutando con este
trato "real".
Simuló la voz de una Princesa cuando dijo, "Bien, por fin estamos aquí. Buen
trabajo, criado. Creo que voy a tener que arreglar las cuentas para
recompensarte por tus esfuerzos." Su tono derramaba arrogancia, excitante
satisfacción mientras seguía, "Creo que tengo que aliviarme, y como puedes
ver no hay ningún receptáculo válido a la vista salvo tu bo..." dijo
mientras apuntaba a mi barbilla con un dedo afilado, "Quiero decir, ¿serías
tan amable como para servirme mientras arreglo mi 'asunto'?"
Simulé creer que ella se refería a ayudarla, y me comporté de acuerdo con
ello.
"¿Dónde le gustaría ir, Princesa?" pregunté.
"Aquí mismo vale," dijo, "Por favor, túmbate aquí." Señalaba un claro en su
lado del coche. Se rió entre dientes mientras me tumbaba en el suelo donde
había señalado. Simulé perplejidad cuando se colocó sobre mí, con cada uno
de sus bellos pies a cada lado de mi cabeza, cerca de mis orejas.
Luego se quitó los pantalones de su cuerpo increíblemente joven, levantó una
pierna, luego la otra y arrojó los pantalones a un lado. Miré hacia arriba a
su húmedo coño, el mismo del que había bebido tanto pis no hacía más de
media hora. Todavía podía sentirlo salpicándome en el estómago. Tenía unos
labios muy pequeños, de modo que su coño no era más que una delgada línea
bajo su vello púbico. Me encantan los coños como ese, y estaba concentrado
en él. Tenía una suave fragancia a pis, mezclada con el matiz de una corrida
de muchacha.
La fina línea de su coño parecía señalar directamente hacia atrás, a los
perfectos globos redondos que formaban su culo. En la unión de estos globos,
la parte más baja de la raja del culo, podía a duras penas distinguir el
arrugado orificio que iba a ser el centro de mi adoración, la fuente de mi
degradación última, y el punto al que sacrificaría mi autoestima para
satisfacer su capricho. Y todo esto para poner a esta hermosa muchacha en un
pedestal tan alto que la hiciera marearse de arrogante placer.
Estaba tan hipnotizado que casi había olvidado mi papel en la pequeña escena
que habíamos montado espontáneamente. Recuperando mi expresión de perpleja
conmoción pregunté, "Princesa, ¿qué estáis haciendo? No estoy seguro de que
un sirviente miserable como yo sea merecedor de ser testigo de la belleza de
un sitio como vuestra desnudez, ¡alteza!"
"No te preocupes, muy pronto te sentirás lo bastante miserable," se rió por
lo bajo, y se agachó encima de mi cara. Mientras lo hacía la raja de su coño
se abrió ligeramente y los profundos pliegues de su precioso ojete se
hicieron claramente visibles. Podía distinguir cada arruga, y para mi gran
placer, los aromas de su cuerpo se hicieron mucho más fuertes. ¡Nunca
imaginé que la mezcla de corrida de mujer, pis y culo pudiera oler tan
condenadamente bien!
La expresión de majestuosa malicia de su rostro era exquisita, e intenté con
toda la fuerza que pude grabar a fuego en mi cerebro aquella imagen.
"Primero besa mi ojete real," declaró divertida. Ocupé mi boca en la tarea
de satisfacer su deseo, apretando repetida y amorosamente los labios contra
su ojete ligeramente peludo y con olor terroso. "Gracias, Princesa, por este
privilegio," solté a duras penas entre los besos anales.
Cuando estuvo satisfecha con esta humillación, se agachó aún más hasta que
su ojete estuvo firmemente plantado contra mi boca adoradora. En un gesto
que resulta mágico cuando lo hace una mujer magnífica, agitó el cabello
echándoselo hacia atrás por encima del hombro, como una modelo en un anuncio
de champú. Se relamió los labios y se salió completamente del papel cuando
preguntó, "¿Estás preparado para servirme, John?" Su voz tenía una ronquera
lujuriosa que hizo que mi polla se tensara hacia delante. El uso de mi
nombre, y las razones del por qué, no se me habían escapado. "Porque creo
que voy a sentarme justamente aquí y echar una cagada, ¿vale?"
La arrogante brutalidad de sus palabras me pateó la degradación directamente
a la garganta, lo que hizo que sometiera a ella de forma absoluta. Forcé la
boca todo lo que pude sobre su ojete y esperé obedientemente a ser usado.
Desconectó momentáneamente su mirada de la mía mientras empezaba a empujar
los excrementos de sus intestinos hacia abajo, hacia el ojete que se fruncía
en mi boca. Extendí la lengua hacia delante y acaricié amorosamente su ojete
mientras ella se preparaba para usarme de la peor manera posible.
De repente un pequeño chorro de pis apareció en la pequeña raja y se
estrelló en mi cara. Cerré los ojos, pero la oí reír. Aproximadamente al
mismo tiempo un pedo húmedo y caliente se escapó de su culo y siseó dentro
de mi boca abierta. Era insoportablemente fuerte, y lo hubiera bloqueado si
hubiera podido. Pero el peso creciente de su culo mientras se apretaba
contra mi cara lo impedían.
"Oooh, huelo eso," dijo. "Tiene que saber fatal. Dios, ¡es divertido hacerte
chupar el hedor que sale de mi culo! ¡Y todavía tengo mucho más que hacer!"
Había sentido con la lengua como su ojete eructaba el gas dentro de mi boca,
mientras la lamía continuamente, como un buen esclavo. A continuación sentí
que su ojete se abría más lentamente y casi inmediatamente depositaba su
primera descarga de mierda en mi boca. Salió bastante deprisa junto con un
chorro casi continuo de gas. Era suave y exquisitamente amargo, pero la
mastiqué como un caramelo. Me comí su mierda con claras demostraciones de
placer, como si fuera la mejor cosa que hubiera paladeado nunca. Emití
pequeños gemidos como un hombre que estuviera tomándose la mejor comida de
su vida. Y para decir la verdad, era la peor cosa que posiblemente pudiera
imaginar que iba a paladear, y todavía nunca había paladeado nada más
delicioso que su mierda en aquel momento.
A pesar del pis sobre mi cara, abrí los ojos para mirarla. Me picaban
endemoniadamente cuando la cáustica orina penetró en ellos, pero no me
importó. Parecía increíblemente hermosa en aquel momento, e increíblemente
cruel. Tenía una expresión que solo puede tener alguien que ha conocido el
placer único e indecente de vaciarse en la boca de otro y de observar como
se comen su mierda.
Aparentemente el primer trozo de mierda suave que acababa de comerme era
solo un intento de vaciado porque lo que vino a continuación fue bastante
copioso. Era muy suave, y me llenaba la boca como un pudin increíblemente
amargo. Había pedazos de lo que supuse que sería alimento indigerible.
Durante todo el tiempo continué lamiendo el borde de su ojete. Luego empecé
a tragar la asquerosa mierda en serio.
Lo siguiente que noté fue que Naomi había empezado a toquetearse
furiosamente el clítoris, y pronto empezó su corrida a fluir por mi cara y
mi nariz. Decidí seguir su ejemplo y empecé a acariciarme la polla. Aunque
intenté hacerlo de forma atenuada, porque sabía que no duraría mucho.
Dijo en una distracción preorgásmica, "Eso es, ¡chúpalo todo bien, esclavo!
Casi he terminado de cagarme en ti." Era el mismo tono que tenía en su voz
cuando le había estado lamiendo el culo en el asiento trasero del coche.
Parecía estar en su propio mundo mientras se masturbaba sobre mi cara y se
cagaba en mi boca. Estaba hablando, pero ni siquiera estaba seguro de que
fuera totalmente consciente de mi presencia. "Dios, ¡que bien sienta cagarse
en alguien!" gritó suavemente en su total concentración en sí misma. "Y
luego hacer que se lo coma, ¡AAARGH!" La fuerza del orgasmo expulsó lo
último de su mierda que tragué ansiosamente a pesar de las molestas ganas de
vomitar. Parecía que iba a correrse para siempre, y yo, al borde de correrme
yo mismo, terminé de comerme su mierda. Seguí lamiéndome los dientes hasta
limpiarlos mientras ella empezaba a hundirse en el éxtasis postorgásmico.
Cuando finalmente dejó de correrse empecé a lamerle el ojete hasta dejarlo
limpio de los restos de mierda. Luego metí la lengua muy a fondo,
cubriéndola con todavía más de su hedor personal, y solté esperma por todas
partes. Me corrí para llenar un camión mientras seguía sirviéndola como su
bidet lameculos personal.
* * * * *
Eso ocurrió hace varios meses. Volvió a casa sin más incidentes, y yo volví a mi apartamento y me di una larga ducha caliente. Olía fatal y estaba absolutamente agotado. Un par de días después me enfrenté a Mark y le dije la verdad respecto a su hija y yo, salvo los detalles sangrientos sobre nuestra vida sexual. Le dije que me había enamorado de ella y que no podía sacármela de la cabeza. Fue sorprendentemente frío al respecto. Dijo, "Tenía la sensación de que había algo entre vosotros dos. Conozco un montón de gente que tendría problemas con la diferencia de edad, pero eres un buen tío, y creo que eres una buena pareja. Pero cuídala. Asegúrate de tratarla bien, ¿vale? Ya sabes que es mi pequeña Princesa." No tenía ni idea de hasta que punto lo sabía.
Desde entonces hemos estado saliendo más abiertamente, y nuestra relación es bastante normal, salvo por lo que ser refiere a nuestro vida sexual poco convencional. Con mi mayor edad y al no estar totalmente muerto en mí cierto grado de caballerosidad, he asumido el papel de guía en nuestra relación, y la mayor parte del tiempo ella está feliz solo de estar conmigo. Y la mayor parte del tiempo practicamos lo que llamamos sexo "vainilla". Es la clase de sexo que practica la mayor parte de la gente, y que consiste en la forma normal de follar, mamadas, lamidas de coño, etc. De hecho cuando nuestro relaciones sexuales son vainilla a veces soy yo el dominante. Precisamente la semana pasada probamos por primera vez el sexo anal.
Pero cuando tenemos sexo "chocolate", su palabra es ley, y ella es mi diosa y princesa que gobierna de forma absoluta. Posiblemente no pueda ser humillado o degradado demasiado por ella, y he aprendido como controlar completamente cualquier reflejo de ahogo que tenga para ajustarme a sus caprichos peores y más groseros con una sonrisa.
Debemos ser, precisamente, la perfecta pareja americana.